FEDERICO GARCIA LORCA
POETA EN NUEVA YORK
EDITORIAL LOSADA
Páginas: 200
Altura: 18.0 cm.
Ancho: 12.0 cm.
Lomo: 0.9 cm.
Peso: 0.2 kgs.
ISBN: 84-494-0921-7
Estado: Nuevo
La escritura del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca (asesinado por los falangistas en 1936), es de capital importancia en nuestro idioma, y así se la ha reconocido prácticamente desde su inicio. Sin embargo su costado más experimental, revelado en Poeta en Nueva York, libro escrito durante la estancia de García Lorca en los Estados Unidos entre 1929 y 1930, no parece haber merecido aún la misma atención que otros aspectos implicados en su obra.
Poeta en Nueva York se aleja, precisamente, de cierto color local a que suele asimilarse en bloque la poesía lorquiana, pero no del pathos -tan hispano- que la anima. Es éste un libro deslumbrante por el brillo hiriente de sus metáforas, casi irascible en su ironía aunque siempre afectado en su emoción por aquello que observa; estilo frondoso, abundancia visual y rítmica. Poseedor de una unidad tonal y temática incontestable, Poeta en Nueva York es la entrega de un artista en pleno dominio de su instrumento, resuelto a liberar su voz en estricta concordancia con su experiencia personal de aquellos días: la del viajero-testigo proveniente de una cultura periférica de paso por la metrópolis.
En este libro, García Lorca lleva a cabo una asimilación muy personal de ciertos aportes del surrealismo. Más que a procedimientos formales, concierne a un ahondamiento en lo imaginario para develar lo real y, por tanto, a ciertas implicancias connotativas ampliadoras de su pathos, que atraviesan su voz escrita llevándola hasta un borde de absurdo con el que sin embargo no se identifica y que, por eso, jamás lo arrastra consigo. Es la conexión del poeta con la fuente de la palabra, la experiencia sensible, que no se arredra ante la violenta realidad que captan sus sentidos y que a su modo inquiere.
De paso por la urbe del poder económico, el extranjero habrá de identificarse, desde luego, con los márgenes, haciendo espacio en su lírica a los solitarios y abandonados de los recodos urbanos, y en particular a la cultura negra y subterránea siempre a punto de estallido entre el imperio de los ángulos rectos.