HARUKI MURAKAMI, KAT MENSCHIK, Lourdes Porta
SUEÑO
LIBROS DEL ZORRO ROJO
Páginas: 80
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Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789871948260
Estado: Nuevo
Hace ya diecisiete días que no puedo dormir. No hablo de insomnio. El insomnio lo conozco un poco. Una vez, cuando estudiaba en la universidad, sufrí algo parecido. Hago notar que era "algo parecido" porque no tengo la certeza de que los síntomas coincidan con lo que la gente suele entender por insomnio. Supongo que, si hubiera ido al hospital, al menos habría averiguado si se trataba o no de insomnio. Pero no fui. Porque me daba la impresión de que no serviría de nada. No es que tuviera algún fundamento especial para creerlo. Me lo decía simplemente la intuición. Que sería inútil. De modo que no visité a ningún médico y se lo oculté todo el tiempo a mi familia y a mis amigos. Porque sabía que, si se lo decía a alguien, me aconsejaría, sin duda, acudir al hospital".
Haruki Murakami nació en Kioto en 1949. Estudió literatura en la Universidad de Waseda, y regentó durante varios años un club de jazz. Es uno de los pocos autores japoneses que ha dado el salto de escritor de culto a autor de prestigio y grandes ventas tanto en su país como en el exterior. Profesor en las universidades de Princeton y Taft, ha traducido al japonés a autores norteamericanos como Fitzgerald, John Irving, Carver o Salinger. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri y el Franz Kafka. Su obra, subyugante, imaginativa y lírica a la vez, es ya una referencia ineludible de la literatura mundial. Tusquets Editores ha publicado sus novelas Crónica del pájaro que da cuerda al mundo; Sputnik, mi amor; Al sur de la frontera, al oeste del Sol; Tokio blues. Norwegian Wood y Kafka en la orilla, así como el libro de relatos Sauce ciego, mujer dormida (II Premio Frank O?Connor). Con su novela After Dark (cuyo título alude, entre otras cosas, a la pieza musical Five Spot After Dark, de Curtis Fuller), Murakami da una vuelta de tuerca a su ya bien conocido universo, posa su mirada versátil en personajes solitarios y en encuentros accidentales que más parecen desencuentros, y capta una amenazadora pero difusa sensación de peligro que todo lo impregna, como la omnipresente música de fondo.